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La frontera más dinámica de México se convirtió una vez más en punto de encuentro para creadores, realizadores, actores y amantes del cine con la celebración del Festival Internacional de Cine de Tijuana 2025 (FICTJ), una edición que reafirmó la vocación cultural de la ciudad y su creciente relevancia dentro del circuito cinematográfico nacional e internacional.

El festival, que tuvo como sedes principales el CECUT, la Cineteca Carlos Monsiváis y diversos espacios culturales de la ciudad, ofreció una amplia programación de estrenos, proyecciones, talleres, charlas magistrales y actividades paralelas que durante varios días transformaron a Tijuana en un escaparate vibrante del talento audiovisual emergente y consagrado.

Desde su primera edición, el FICTJ ha buscado fortalecer los lazos entre la industria cinematográfica mexicana y los creadores independientes de todo el mundo. Este 2025 no fue la excepción, pues el encuentro reunió a una destacada selección de películas provenientes de más de 25 países, con temáticas que abordan desde las transformaciones sociales y políticas de Latinoamérica hasta las historias íntimas de identidad, frontera, memoria y resistencia.

Entre los títulos más esperados estuvieron “El Eco de las Sombras”, una producción mexicana que tuvo su estreno mundial en el festival, y “Horizonte de Cristal”, cinta chilena que conquistó al público por su retrato visual de las comunidades del desierto de Atacama. El cine documental también tuvo un espacio relevante, con producciones que reflexionaron sobre el cambio climático, los movimientos migratorios y la vida en las fronteras, temas profundamente ligados a la realidad tijuanense.

Uno de los momentos más destacados fue la entrega del Premio Frontera, reconocimiento que el festival otorga a figuras que han contribuido significativamente al impulso del cine mexicano. En esta ocasión, la distinción recayó en la directora Tatiana Huezo, cuyo trabajo ha logrado proyectar con sensibilidad y fuerza la voz de las mujeres en contextos de violencia y transformación social.

La edición 2025 también apostó por fortalecer su sección competitiva, con categorías que incluyeron largometraje internacional, cortometraje mexicano y documental. Además, se realizaron retrospectivas dedicadas a directores que han marcado tendencia en la cinematografía contemporánea, así como mesas de diálogo sobre distribución, plataformas digitales y los nuevos modelos de producción que hoy redefinen la manera de hacer cine.

El público, pieza esencial de este encuentro, llenó las salas durante las jornadas de proyección, confirmando que Tijuana es una ciudad con un público cinéfilo creciente y con interés por propuestas diversas, arriesgadas y con identidad propia. La presencia de estudiantes, jóvenes realizadores y profesionales de la industria demostró que el FICTJ se ha convertido en una plataforma de impulso para las nuevas generaciones de cineastas del norte del país.

El cierre del festival estuvo marcado por una gala emotiva en la que se reconoció a los ganadores de cada categoría, acompañada de un concierto con temas icónicos del cine mexicano. Con ello, el Festival Internacional de Cine de Tijuana 2025 consolidó su posición como un evento imprescindible en el calendario cultural de México y una muestra del poder del cine para cruzar fronteras, inspirar miradas y generar diálogo a través de las historias.

Más allá de la alfombra roja y los reflectores, el FICTJ reafirma el papel del cine como herramienta de transformación y vínculo social. En una ciudad donde convergen culturas, lenguas y realidades, este festival se erige como un espacio donde la diversidad no solo se celebra, sino que se convierte en el motor de una comunidad creativa que mira al futuro con cámara en mano y corazón en pantalla.

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