Reseña La Huérfana: El Origen

Ahora que estamos más grandes incluso vamos al cine gracias a nuestros amigos de Bloody Mottel. Para celebrar este nuevo lazo, fuimos a la función de prensa de una de las películas más esperadas de este año, »La Huérfana: El Origen», y esto es lo que pudimos rescatar de ella:

Tras largos años de espera, por fin, ha llegado el momento de encontrarse con un nuevo capítulo de una película que en su momento, fue artífice de muchas pesadillas; La Huérfana, El Origen, tiene como premisa contar los inicios de Leena Klammer y sus sangrientas historias.

Ya, aquí tenemos que hacer obligadamente una pausa, porque volvió a pasar el gran ‘Home Alone / Mi Pobre Angelito’. ¿Por qué? La película se llama …El Origen. Ya, hasta ahí todo bien… pero en realidad, esa es la (veraz) traducción de ‘’Orphan: First Kill’’. Entonces, al menos ya sabemos cómo se dice correctamente origen en inglés. Lo vamos a ejemplificar con este meme:

Este pequeño pero gran detalle cobra vital importancia al ver el filme, que en una hora y media de duración mantiene ‘’pegados’’ a los asientos a los espectadores con violentas escenas y una intriga que de a poco se va haciendo más y más seductora. Pero… en ningún momento está ese ‘origen’. La película inicia cuando Leena ya está en el instituto de salud y de ahí… nos vamos a la historia ya mencionada en la entrega del 2009.

Sobre el guión, fotografía y efectos especiales, poco que agregar, se agradece muchísimo esta crudeza y sarcasmo dentro de un cine cada vez más lleno de CGI a veces innecesario. Isabelle Fuhrman, una vez más, se roba toda la atención con su dulce tono de voz y macabra mirada, complementada de tremenda forma con su ‘mami’ nueva, Julia Stiles, que hasta parece que está más loca que nuestra querida pequeña psicópata.

Más allá de la pifia en el título que puede significar más de alguna pregunta tipo ‘¿y dónde quedó el origen?’, la película es digna para pegarse el pique a su cine más cercano y disfrutarla de la manera que más le guste.

Le damos 4 de 5 estrellitas porque apretados no somos.